¡Oh
mujer de gran belleza,
cosecha
de los campos!,
tus
ojos…,
tus
grandes ojos de azabache
los
pintaron centenares y centenares
de Picassos,
y los cantaron miles y miles de
canarios.
Tus
ojos…,
tus
espléndidos y románticos ojos
me
enseñaron tantos vicios:
me
enseñaron
a
perseguirte como un loco por las calles
y por
los caminos,
a
reír y a llorar
como
los niños pequeños
y a
cortar todas las venas
de
mis pobres manos.
Tus
ojos…,
tus
bonitos ojos, me llevaron a descubrir
nuevas
ciudades
y
nuevos pueblos,
nuevas
estaciones del año
y
volar con los sueños.
Tus ojos…,
¡ay, qué
preciosos son tus ojos!,
yo
rezo y ayuno por ellos,
vivo o muerto iré a verlos.
Tus
ojos…,
por
tus ojos, yo quisiera construir un reino
sólo
para las mujeres
y
sembrar hierbabuena, henna,
rosas,
jazmines y geranios…;
por
tus ojos, quisiera ser un médico
y
curar todas las heridas
de
los enamorados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario